miércoles, 20 de enero de 2016

La condición de ser humano

El robot humano es sin duda un título que atrae la mirada, intriga e invita al lector a sumergerse a un desconocido y futurístico mundo.  Y eso es lo que me ocurrió, el día en que mi mirada recayó sobre esta breve novela de no más de doscientas páginas situada entre las numerosas filas de la biblioteca.
 
 
 



Tal como da a entender el título, se trata de una obra de ciencia-ficción escrita por Robert Silverberg, sin embargo el autor original es Isaac Asimov, un celebre novelista de este genero. En 1976, y con motivo de la celebración del segundo centenario de la independencia de Estados Unidos, diversos autores, entre ellos Isaac Asimov, recibieron el encargo de escribir un relato corto, con el título El hombre bicentenario. Este titulo podía ser interpretado a voluntad por los autores y Asimov sorprendió a todo el mundo produciendo un relato de ciencia ficción que fue publicado bajo el mismo nombre.

Años más tarde, concretamente en el año 1992, se editó El hombre positrónico, una novela con nombrosas ampliaciones del relato, escrita por Robert Silverberg, posterioramente se publicó en castellano bajo el título de El robot humano.

El robot humano es un escrito que nos cuenta la historia de NDR 113, un robot con un cerebro de sendas positrónicas generalizadas implantado en una estructura . Sin embargo, el NDR no resultó ser uno más de sus serie, un simple robot condicionado por las Tres Leyes de la robótica implantadas en su estructura que le hacían ser obediente. El NDR 113, más tarde denominado como Andrew por la hija menor de su dueño, demostró ser un "fuera de serie". Andrew era un robot creativo, capacitado para crear verdaderas obras de arte irrepetibles. También despierta emociones y deseos propios de los humanos, como lo son el temor, la admiración y el ansía de libertad.  Al igual, Andrew se desarrolla en el terreno artístico convirtiéndose en un fructífero escritor y admirado escultor, pero también en un afamado científico. Durante décadas Andrew lucha por su libertad, derriba muchas de las barreras que le son impuestas por la sociedad y observa morir a los seres que le rodearon en sus inicios. Tan solo una cosa está fuera de sus alcances: la condición de ser humano.

Uno de los pasajes que más me llamaron la atención del la novela consiste en una opinión sobre un manuscrito perteneciente a Andrew, que trata la irracionalidad humana.

<< - Andrew has dado exactamente en el blanco. Somos una especie caótica, ¿no crees? Una especie que, aunque en ocasiones puede ser genial y muy  creativa, está plagada de contradicciones y confusiones. Andrew, ¿verdad que nos consideras un atajo de seres irremediablemente ilógicos? >>

Para concluir, solo queda decir que El robot humano va más allá de una muestra de la ciencia-ficción sobre artilugios futuristas,  sino que se ha convertido en una meditación sobre la condición humana, el sentido de la vida y la dura realidad de la muerte. Un escrito que habla de la amistad y la relevancia de la libertad.